XI
Dejar las alas y anclar el corazón en el pecho de ese ser que te pide la contemplación y vos sólo querés darle tu esencia.
XI
Dejar las alas y anclar el corazón en el pecho de ese ser que te pide la contemplación y vos sólo querés darle tu esencia.
At febrero 02, 2007 1:42 p. m., Mariposa}:{Mística
Marquinho, descarozados los duiraznos, anclados los corazones, insignificados en algun lugar del cuerpo.
Persio, no siempre los vuelos son vacíos, ni los plexos tan hinchados.
Jotigliare, los movimientos puende ser precisos y de papel de arroz, nada metálico, corrompible a la nada.
Artemis, revolotear por las dudas para no perdernos en tanto de todo esto. Beso!
¿...? quien te pida tu esencia esta equivocando el camino, si la entregas te quedas vacío, si no la entregas te quedas vacío, el maldito equilibrio es un libro fino.
besos!
Descorazonemos el ancla y contemplemos las alas para que la esencia deje de ser un hueco en el pecho. Saludos.