XVI
siento la envidia de saberte intocable y tocada por el aire de otro, envidia de los ojos que miran cuando bajas el cierre de tu falda, envidia de las manos que te rosan la mano al extender una copa, envidia de saberte, envidia de conocerte, envidia de desearte, envidia de destruirte, porque lo que se envidia se destruye, se corroe, se corrompe, se desvanece en la obsesión por el poseso de los latidos, obsesión por la naturaleza muerta de tus pestañas, de esa pestaña anclada en mi ojo desde tu ojo.
Conspiro con el destino para que me deje tenerte, tocarte y destruirte, porque no puedo más que desencantarme ante la idea de tenerte presente sin botas, sin flada, sin libros sentada desnuda en un banco en el parque, sorbiendo un jugo letal de objeto deseado.
Todo eso es la envidia de no saberte conocida.
Primero qtodo...
ResponderBorrarun gusto (RE)volver a visitar este espacio.
un texto cargado obsesión
excelente juego de palabras.
El cielo tenía un color perfecto
Mientras el hombre se iba
Saludando con una última sonrisa de vainilla...
La destrucción se propone pero no se consuma, porque siempre está ahí la noche conspirando todas las noches en el sabor de una nueva poesía.
ResponderBorrarLa envidia es para el resto.
Besossss!
Es una envidia que se come los objetos
ResponderBorrarson objetos que se comen el deseo
son deseos que se corroen
para destruir el deseo
aPerfectCrime, Gracias por pasar a este cada vez más derroido lugar, cada vez que entro lo siento lúgubre y cansino, quizas vaya camino a la extinción, por no acostumbrarse a los cambios...
ResponderBorrarBeso.
Artemis, La nueva poesía siempre se regenera, siempre crece y brota entredormida entrepiernas entretodo...
Beso!
Ary, Es una envidia que se come la vida, sin vida no hay envidia entonces si no vida y no hay envidia hay deseo???
Beso!
No, no hay deseo. Hummm ahora lo estoy dudando.
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